martes, 11 de junio de 2013

EL 19 DE JULIO SIRUELA PUBLICA EL PRIMER TÍTULO DE LA SERIE SOBRE EL JOVEN SHERLOCK HOLMES DE ANDREW LANE: LA NUBE DE LA MUERTE

Gracias a la Web de CIRCULO HOLMES os puedo anunciar que se publicará por Ediciones Siruela una nueva serie sobre EL JOVEN SHERLOCK HOLMES de Andrew Lane, cuyo primera aventura lleva por título LA NUBE DE LA MUERTE.
 
Inglaterra, 1868: un adolescente Sherlock Holmes se siente solo y marginado en un internado masculino de Deepdene.

En vacaciones, le envían a Hampshire con sus excéntricos tíos. Allí se topa con un misterioso caso: dos víctimas de lo que parece ser peste bubónica han sido descubiertas después de que una nube de humo pasara por encima de sus cuerpos. El testigo de la primera muerte es Matthew Arnatt, un huérfano de la edad de Sherlock que enseguida traba amistad con él. Y con la ayuda de su nuevo tutor, Amyus Crowe, comienza su verdadera educación como detective. Su valentía y sed de aventuras le conducen a un vertiginoso viaje desde la tranquila campiña hasta el submundo portuario de Londres: incendios, secuestros y espionaje le llevarán al centro de un espantoso complot del que depende el futuro de Gran Bretaña.
 
Gerardo Centenera, un socio de Círculo Holmes, hizo en su día esta reseña a la edición en inglés:
 
Si las recreaciones, pastiches, imitaciones y secuelas son habituales en la literatura popular desde las novelas de caballerías, sin duda es Sherlock Holmes el personaje más prolífico en este sentido. Todo se ha examinado: las aventuras silenciadas por Doyle, las silenciadas por Watson, su vejez, sus viajes al futuro y, por supuesto, sus años más jóvenes. Este es el caso de la serie de novelas The Young Sherlock Holmes, de Andrew Lane, de cuya primera entrega, La nube de la muerte, nos ocupamos hoy.

Lane no es el primero en imaginar a un Holmes adolescente corriendo aventuras orientadas a un público también de esa edad: citaremos los precedentes de la serie de televisión Young Sherlock, The Mistery of the Manor House (1982) y su respectiva versión en novelas, firmadas por Gerald Frow, responsable de también de los guiones; la película The Young Sherlock Holmes (1985) y la reciente e interesante serie de novelas The Boy Sherlock Holmes, a cargo de Shane Peacock y que ya se está publicando en castellano.

Muchos se han esforzado, pues, en desmentir el verso de Borges a propósito del personaje «No salió de una madre ni supo de mayores». En este caso el autor cuenta con el apoyo de herederos y descendientes de Arthur Conan Doyle, lo que confiere a esta novela y sus continuaciones cierta legitimidad.

Es un buen punto de partida, para ganarse al lector, describirnos el ambiente lúgubre y la soledad a la que un joven de 14 años perteneciente a la hidalguía rural victoriana estaría confrontado. Posteriormente se detiene con detalle en los ambientes más sórdidos, sucios y violentos de las clases bajas. Era algo que Doyle no hacía, puesto que sus lectores no necesitaban que les explicaran esa realidad, pero, teniendo encuenta el público al que va dirigida esta obra, puede tener un valor pedagógico. También hay mucha acción y peleas, que desembocan, tras la búsqueda de realismo aludida, en un climax más novelesco, que se permite incluso elementos steampunk. La progresión entre los dos tonos está conseguida, así como la evolución de un misterio local que llega a revelarse un plan megalómano de vasto alcance.

La intención pedagógica del autor se subraya en el epílogo, donde explica sus fuentes y recomienda a sus jóvenes lectores las obras canónicas y algunos pasatiches clásicos.

El joven Holmes no puede ser el mismo que conocemos como adulto ¿qué diferencia pues esta novela de cualquier otra de jóvenes detectives? ¿Qué la hace más de Holmes y no otra más de esas que acaban indefectiblemente con el villano diciendo «¡… y hubiera funcionado si no fuera por esos mocosos entrometidos!». Lane es un buen conocedor del Canon y trufa el texto de referencias que no escaparán a los aficionados. Una galería de personajes completan y prefiguran las habilidades que Holmes no tiene todavía pero irá adquiriendo. Nada de esto hubiera sido suficiente: el mayor logro para hacer que esta historia sea holmesiana está en la «nube de la muerte» que le da título. Las soluciones siempre son más prosaicas que los misterios, pero la explicación de la verdadera naturaleza de la nube es plausible y satisfactoria para el lector y, lo más importante, tiene el sabor insólito y outré que hacen la peculiaridad de las mejores historias del Detective.

Los siguientes títulos de la serie parecen seguir esa misma tendencia. El segundo, La sanguijuela roja, desarrolla uno de los casos aludidos solo por su título en el Canon por Watson, recurso clásico utilizado por muchos autores de pastiches, como Dickson Carr o August Derleth. El tercero, de muy reciente aparición, es Hielo negro y ya se anuncia un cuarto. En los paises hispanohablantes e «hispanoleyentes» seguimos esperando que algún editor traduzca la saga.

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